Antes de la generalización de las máquinas que utilizan el mismo papel que empleamos para escribir, atreverse con el servicio técnico de fotocopiadoras en Madrid Centro, era una auténtica odisea. Aquellas primeras máquinas que utilizaban un papel especial fotosensible, que había que trasladar en paquetes herméticos a la luz, era muy extraña la semana en la que no daban problemas. Para solucionar un atasco de papel, había que tomar todo tipo de precauciones para no estropear una cantidad excesiva del papel de aquellas bobinas. Y trabajar, además, con un cuidado exquisito para no tocar siquiera el tambor que transfería las imágenes hasta el papel, pues sólo con ponerle un meñique encima bastaba para inutilizarlo.
La siguiente generación de fotocopias trabajaba con un papel también especial, pero
de mayor grosor, de forma que las fotocopias ya no se enrollaban sobre sí
mismas. Aun así, ir a atender un aviso en el servicio técnico de fotocopiadoras en Madrid Centro, equivalía volver a casa con las
manos, la camisa, y hasta las pestañas llenas de tóner: una especie de
carbonilla negra que era imposible de quitar por mucho que frotases.
Pronto hicieron su aparición las grandes máquinas reprográficas, capaces de
sacar decenas de copias por minuto y clasificarlas automáticamente. En ellas
las averías más frecuentes se localizaban precisamente en los carros
localizadores y también en el mecanismo de admisión de las hojas. ¡La de
reparaciones que hemos tenido que realizar por culpa de una grapa mal quitada!
Ahora, con las modernas fotocopiadoras multifunción, la verdad es que la
mayoría de las reparaciones que hacemos en Olivetti Viso Informática tiene que ver con problemas en el software.